El Metro de cada día
Entras al vagón y te rodean de inmediato distintos colores de la presencia de todas las personas que día a día nos acompañan en nuestro viaje, es que vemos tantas caras sin miradas y tantos ojos perdidos, todos de seguro llevando a cuesta sus sueños y problemas, difícilmente logras apreciar algún gesto de alegría o una sonrisa, y es que día a día abordamos nuestras vidas en un anden de metro sin posibles brillos y lleno de sus propias incomodidades, ayer mire a los ojos de una chica extranjera y solo logras divisar, el apuro de un mal sueño, el cansancio, el ajuste de horas de trabajo incesantes, y la preocupación de que no se retrase más el trayecto, pues no puede llegar tarde a donde día a día deja muchos sueños, y es que todos entramos a nuestro vagón de ves en cuando, y pocas veces nos damos cuenta de que no estamos solos, y cuando miramos, solo conseguimos ver palabras donde las miradas aún no responden. F. Jiménez